Pidamos por medio de la siguiente oración a Dios, que nos aumente la fe
Dios mío, tu dijiste que soy más feliz
si creo en ti que si te hubiera visto.
Hazme capaz de creer como si viera,
que siempre te tenga ante mí
como si estuvieras presente corporalmente.
Que toda la vida mantenga la comunión contigo,
Dios escondido, pero viviente.
Tú estás en lo más hondo de mi corazón.
Cada idea de mi pensamiento,
cada buen deseo de mi voluntad,
provienen de la presencia dentro de mí
del Dios invisible.
Por naturaleza y por gracia estás en mí.
En el mundo material solo te veo borroso,
pero reconozco tu voz en mi conciencia íntima.
Si siento la tentación de dejarte,
Dios mío, ¡no me abandones!.
AMEN.
¡Que bonito es luchar cuando se tiene fe
y se valoran las cosas a la luz de Dios!
La fe sobrenatural me da la suprema de las certezas, pues no me fió de la aptitud natural del entendimiento humano para conocer la verdad, ni de la veracidad de un hombre, sino de la ciencia y la veracidad de Dios. Porque creo en Cristo, me fío de su palabra. Acepto a Cristo como norma suprema, y todo lo valoro como lo valora Él. Los hechos son la expresión del nivel de fe de una persona. No hay posible aceptación del programa de Jesús si no es mediante el lenguaje de los hechos. Seguir a Jesús quiere decir escuchar sus palabras, asimilar sus actitudes, comportarse como Él identificarse plenamente con Él. Los que siguen a Jesús de verdad quieren parecerse a Él, se esfuerzan en pensar como Él, haciendo las cosas que le gustan a Él. Desean obrar bien, ayudar a los demás, perdonar, ser generosos y amar a todos. Tener fe lleva consigo un estilo de vida, un modo de ser.
La fe es esencialmente la respuesta de la persona humana al Dios personal, y por lo tanto el encuentro de dos personas. El hombre queda en ella totalmente comprometido. La fe es cierta, no porque implica la evidencia de una cosa vista, sino porque es la adhesión a una persona que ve. La transmisión de la fe se verifica por el testimonio. Un cristiano da testimonio en la medida en que se entrega totalmente a Dios y a su obra. Normalmente, la verdad cristiana se hace reconocer a través de la persona cristiana. El que no tiene fe no entiende al que la tiene, y sabe estimar los valores eternos. Es como hablarle a un ciego de los colores.
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